lunes, 20 de julio de 2009

Los corsarios del coral

Nota: Las historias están ordenadas por fecha de publicación. Las más antiguas aparecen debajo de las más recientes. Si esta es la primera vez que lees a Octavio, tendrías que empezar por la historia del tiburón blanco.

Continuación de la historia del gran tiburón blanco...

La única que podría saber acerca de la ballena era la vieja tortuga. Ella había vivido muchas vidas, conocía a todos los habitantes del mar y de la tierra. Tenía grabado en su caparazón el árbol genealógico de su familia, y sus antepasados la vinculaban con Marco Polo. Ustedes se preguntarán cómo puede ser que una tortuga esté emparentada con Marco Polo! Nosotros también. Lo cierto es que su antiquísima caparazón tenía ese nombre grabado y el autógrafo, y eso era señal de lo vieja que era.

Dibujo de Octavio y la Tortuga, hecho por María (7años), sobrina de Toti


Ya se había hecho de noche cuando Octavio se dirigía hacía la casa de la tortuga. Llevaba la medalla colgada y todavía temblaba un poco por los nervios de haberse encontrado con el tiburón. Le falta un rato para llegar cuando empezó a sentir que alguien lo perseguía. Octavio sintió un ruido y se dio vuelta para ver quién estaba ahí. No vio nada. Pero aun tenía el presentimiento que algo estaba por suceder, sentía en la nuca el calor característico que sienten las personas cuando alguien las mira. De pronto escuchó una suave y dulce voz que lo llama por su nombre. Era la vos más hermosa que jamás había escuchado. Trató de identificar de dónde venía, miró hacia un lado y el otro, pero nada. Estaba un poco asustado porque esa voz era desconocida, y a veces uno le teme a lo desconocido.

- ♪ ♫ Octavio, amiguito del coral ♫ ♪ Un destello de luna hace brillar tu corazón ♪ ♫ Cantaba la suave y dulce voz desconocida.

Octavio respondió:

- Lo que brilla no es mi corazón, sino la medalla que me dio el tiburón para la ...

Antes de terminar su oración Octavio vio una pequeña criatura verde-amarillento dar saltitos frente a él. Era el ser más hermoso que había visto en su vida. Tenía ojos redondos que pestañeaban al son de la música que de sus pequeños labios en forma de trompetita salía. No tenía aspecto de pez, más bien parecía un personaje de la mitología marina.

- Vos quién sos? Pregunto Octavio maravillado de ver tanta belleza.

- Soy una hipocampo. Respondió el pequeño ser.

- Ah, escuché hablar de ustedes, pero nunca los había visto por acá. Mi abuela la tortuga me contó que ustedes siempre andan de a pares, es cierto?

- Es cierto.
Respondió la hipocampo.

- Y tu pareja dónde está?

- Detrás tuyo, apuntándote con su estrellita de mar ninja. Esto es un asalto, manos arriba! Grito con una furiosa y finita voz la hipocampo.

Lo único que le faltaba esa noche a Octavio era que lo asalten. Menos que menos que le roben aquella medalla que el tiburón le había encomendado para la ballena. Igual por las dudas levantó las ocho manos. La hipocampo dijo:

- La medalla.

- La medalla qué.
Preguntó un poco enojado Octavio.

- Que me des la medalla pulpo.


- Perdón??? Me llamaste: P U L P O ???


- Sí, dale, dame la medalla que si no te morís.


- Mirá, te explico una cosa, yo soy un octopus naraja del coral y me llamo Octavio. Además, si me querés robar, primero aprendé a formular una oración. Porque eso de "la medalla" a secas no quiere decir nada.


- Qué te hacés el intelectual si sos un pulpo cualunque. No te conoce nadie. La medalla pibe.


- Mirá, mamarracho marino mitad caballo mitad saca corcho, a mi me conocen todos mis amigos y con eso me alcanza. Además mi tío Manotas triunfó en la pantalla grande y si quisiera yo también podría hacerme famoso. Pero no quiero.

Para ese entonces, el robo había mutado a discusión de conventillo. La hipocampo de la dulce voz gritaba como una vieja chillona y Octavio estaba casi rojo de furia. La hipocampo hizo un gesto con la cabeza a su pareja, que estaba detrás de Octavio, para que le tire la estrellita de mar ninja. La pareja de la hipocampo dijo:

- Estrellita, a él! El hipocampo no tiene manos, así que no podía tirar la estrellita, tenía que darle la orden de tirarse. Y una estrellita de mar ninja vestida de negro y con pasamontañas salío de las sombras hacía Octavio gritando "maremoto! maremoto!".

Nadie entendía bien a las estrellitas de mar, menos a esa que era ninja. Lo cierto es que justo cuando la estrellita iba a clavarse en la naranja piel de nuestro amigo, una enorme masa saltó para salvarlo. Era la vieja tortuga. La estrellita chocó con la caparazón y perdió el conocimiento, cayó desmayada en la arena. Los hipocampos huyeron dando pequeños saltitos verde-amarillentos.

Dibujo de los hipocampos, la estrellita, la Tortuga y Octavio hecho por Tomás (8años). Sobrino de Toti




- Parece que hoy es tu día de suerte Octavio. Estos hipocampos son los corsarios del coral. Están a la pesca de tesoros que luego usan para comerciar con humanos. Eso que llevas colgado vale mucho y podría asegurarles unas buenas vacaciones a estos seres.

- Y vos cómo sabías que yo estaba por acá?
Preguntó Octavio.

- No, no sabía, justo salí a hacer pis y escuché la discusión que tenías con la hipocampo, cuando me acerqué y vi lo que pasaba, no dudé en intervenir. Por eso te digo que hoy es tu día de suerte. Creo que es mejor que escondas esa medalla porque que te va a traer más problemas que buenos momentos. Quién te la dio?


- El tiburón blanco. Por eso iba a buscarte, para que me expliques algunas cosas que no entiendo.

- TIBURÓN BLANCO EL GRAN?!?!? La vieja tortuga estana anonadada. Octavio se alegró porque vio que a pesar de su vejez todavía había cosas que la sorprendían.

- Sí, me perdonó la vida a cambio de un favor. Que le entregue esta medalla a la ballena.


- Ay mi'hijo, te hubiera comido!


- No digas!!! Tan mala es esa ballena?

- La ballena es lo de menos, el problema es llegar hasta ella.


Continuará...

2 comentarios:

  1. Es el mejor de los regalos que se puede hacer a un niño: ingresar al mundo de la fantasía a través de un cuento. Te felicito por esa imaginación que da vida nuestros hermanos de la naturaleza. Es evidente que cuando niña habrás escuchado historias y quizá también alguna música suave, que te indujeron inconscientemente a desarrollar estas ideas. Se que estoy en algún riconcito de tu mente. Como siempre en mi corazón.-
    El Sapo Poroto.-

    ResponderBorrar
  2. El Sapo Poroto, un amigo de mi infancia!!! Yo sabía que no eras un ser imaginario :)

    Cómo está tu amigo el Ratón Felipe? Siguen trabajando juntos? Te pregunto porque en un jardín de la costa, unas hormigas científicas crearon al ser más tenebroso de todos los jardines: la Hormigosta. Seguramete los dueños de ese jardín necesiten de su ayuda.

    ResponderBorrar